A diferencia del sexo, que es orgánico y fisiológico, el género es un constructo cultural que influye en las creencias sociales y da pie a los roles de género, a su vez, relacionados con la vestimenta, actitudes y comportamientos que se consideran “masculinos” y “femeninos”.
Estos roles suscitan estereotipos: ideas preconcebidas, generalmente negativas, acerca de los atributos asignados a las personas.
Los estereotipos de género encasillan a los varones como proveedores del sustento material, sin derecho de manifestar sentimientos o emociones y asigna a la mujer el cuidado de la familia, esperando de ella conductas emocionales y sensibles.